Hora límite de poder dormir para alcanzar a tomar desayuno y nos levantamos para ir por un brunch contundente (breakfast + lunch). Comemos hasta que no podemos más y nos llevamos un sándwich en caso de que tengamos hambre a media tarde antes de ir a cenar. Volvemos a dormir y ver pelculas con el panorama selvatico en la ventana, para recién a las 2 pm estirarnos un poco y hacer algo con nuestras vidas.
Nos levantamos y caminamos hacia la calle que queda fuera de nuestro hotel donde según las instrucciones de una chica de acá había una comunidad guaraní que te recibe y lleva a conocer la
Aldea donde ellos viven y algunas de sus cosas típicas. Llegamos al puesto de artesanías y esta llenó de niños y algunos adultos. Preguntamos por las personas que nos dijeron que preguntáramos: ¿Lidio, Gabriel, Jorge, Juan? no, no están... Cuec! Preguntamos por la posibilidad de recorrer y nos toma como visitantes Daniel para mostrarnos el lugar, aunque medio a la fuerza porque nos cuenta mientras caminamos que los otros son los encargados del turismo y que a el poco le interesa (aún así nos explica todo y es bien buena gente con nosotros).
Caminamos por una vía donde pasan autos y de pronto nos metemos por un sendero en la selva. Vemos algunas casas con señoras trabajando, terrenos de cultivo, mucha vegetación, árboles enormes con lianas para que se cuelguen los turistas, etc. (en verdad no son para que se cuelguen los turistas pero algunos aprovechan de sacar el mono que llevan dentro). Nos llama la atención que la aldea es diferente a lo que nos imaginábamos porque tiene sus casas bastante separadas entre sí. Nos cuenta Daniel que tienen un casique y un chamán, y que el gobierno al igual que en Chile tiene becas de estudio para ellos ahora, porque antes poco y nada de opciones tenían.
Trampa para cazar animales |
Monos en las lianas |
A las 18.30 tomamos el transfer gratis que tiene el hotel al centro para regresar a las 20.30. Esta con bastante movimiento el lugar, mucho más que el día que vinimos a almorzar y pasear por acá. Vamos a un par de tiendas que nos parecieron entretenidas pero la verdad es que de souvenirs del lugar no lleváremos más que imanes para el refrigerador, una figurita que compramos a los guaraníes y un coatí de peluche enano para ser devorado por Rocco, porque lo demás no pega con nosotros. Elegimos para comer un Restaurant que se llama "Te quiero Maitena" en la zona donde se juntan como 6 calles que es la misma donde tiene la sede de operaciones Jaime con su empresa de Taxis/remises.
El restaurant estuvo exquisito (recomendable 100%), así que perdemos el transfer de regreso por comer unos buenos postres del lugar. Tomamos un daiquiri y una caipirinha y a la salida aprovechando de que estamos al frente del centro de taxis de Jaime y sus amigos vamos por uno allá para volver al hotel a pasar la última noche antes de regresar.
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